Escribe Mario
Piriz
Lamentable vigencia de los
antivalores denunciados por Shakespeare
En la anterior nota
decíamos que la sociedad actual está dominada por la
filosofía de la letra del tango Cambalache. Esa
concepción, sin embargo, - que se opone a lo que hemos
denominado la filosofía o ética del Trabajo -, no es nueva
como lo demuestra Williams Shakespeare, en el acto IV,
escena III de la obra "Timón de Atenas", escrita
hace cuatrocientos años atrás.
Al hablar sobre el
dios del siglo, el dinero, el inmortal maestro de la
literatura universal decía:
"¡Oro! ¡Oro
amarillo, brillante, precioso! ¡No, oh dioses, no soy
hombre que haga plegarias inconsecuentes! ... Muchos suelen
volver con esto lo blanco negro; lo feo, hermoso; lo falso,
verdadero; lo bajo noble; lo viejo, joven; lo cobarde,
valiente ... Esto os va a sobornar a vuestros sacerdotes y a
vuestros sirvientes y a alejarlos de vosotros; va a retirar
la almohada de debajo de la cabeza del hombre más robusto;
este amarillo esclavo va a fortalecer y disolver religiones,
bendecir a los malditos, hacer adorar la lepra blanca, dar
plazas a los ladrones y hacerles sentarse entre los
senadores, con títulos, genuflexiones y alabanzas: Él es
el que hace que se vuelva a casar la viuda marchita y el que
perfuma y embalsama como un día de abril a aquella ante la
cual entregarían la garganta, el hospital y las úlceras en
personas. Vamos, fango condenado, prostituta común de todo
el género humano, que siembras disensión entre la multitud
de las naciones ..."
Y más adelante:
"¡Oh tú, dulce regicida, amable agente de divorcio
entre el hijo y el padre! ¡Brillante corruptor del más
puro lecho de Himeneo! ¡Marte valiente! ¡Galán siempre
joven, fresco, amado y delicado, cuyo esplendor funde la
nieve sagrada que descansa sobre el seno de Diana! Dios
visible que sueldas juntas las cosas de la naturaleza
absolutamente contrarias, y las obliga a que se abracen; tú
que sabes hablar todas las lenguas para todos los designios.
¡Oh tú, piedra de toque de los corazones, piensa que el
hombre tu esclavo se rebela y por la virtud que en ti reside
haz que nazcan entre ellos las querellas que los destruyan,
a fin de que las bestias puedan tener el imperio del
mundo!".
Antes de retornar en
una tercera entrega al tema central de la nota, acotemos que
Shakespeare realizó su obra, en los siglos XIV y XV,
precisamente en el escenario en que se producía la "primera
globalización" de la historia de la humanidad,
iniciada con los descubrimientos geográficos de Colón, que
por primera vez, - mercado de especies y metales preciosos
de por medio - transformó al planeta en un todo único y
conocido.
Por su parte, los
párrafos de la obra de Shakespeare, fueron citados, en
pleno siglo XIX, por Marx, precisamente cuando se comenzó a
ejecutar la "segunda globalización" en la
historia de la humanidad, con lo conocido como la
"revolución industrial".
Hoy, hablamos de la "tercera
globalización", producida por la mundialización
de la economía, el mercado, la revolución tecnológica en
las comunicaciones, y la hegemonía de la cultura del
dinero, del tener, del poder. En consecuencia, observamos la
"explosión" de los Estados Nacionales, la
implementación descarnada de políticas imperiales de
dimensiones universales, y la destrucción de la escala de
valores centradas en el ser humano, en el trabajo, en la
vida, en el ser y el ejercicio de sus derechos inalienables.
Al hablar de
educación en los valores, no podemos olvidar, que el pasado
23 de abril, se conmemoró el Día Internacional del Libro
y/o del Idioma. La fecha recuerda el día 23 de abril de
1616 en que fallecían, Williams Shakespeare en
Strattford-on-Avon, Inglaterra, y Miguel de Cervantes
Saavedra en Madrid, España. Ese mismo día, mes y año,
otro grande, Nicolás Copérnico, era incluido en el
Índice, lista elaborada por la Santa Inquisición de la
Iglesia Católica, incluyendo las obras prohibidas, malditas
y demoníacas.
Estos grandes
maestros hace 387 años que murieron, pero mantienen plena
vigencia y siguen viviendo a través de su obra. No habrá
verdadera educación en los valores, si no se divulga,
estudia, analiza y asimila en forma sistemática y con todos
los recursos técnicos de la actualidad, ese espíritu
humanista y esa cosmovisión del hombre, la naturaleza y el
universo, que teniendo al Ser en su centro, sueña con un
mundo de paz, libertad, fraternidad, amor y justicia.
Escrito por Mario
Piriz
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